el sol pasando
9.1.11
mejor así, lento lentito, agarrandole la onda a cada noche, con el puto de Bach untando ondas celestiales en cada telaraña flotante, sintiendo el rigor y los golpes de tierra de los que habla la sal de gusano, deja que te cuenten la historia de la humanidad sorbito a sorbito con las caricias mojaditas de las barbas del limón.
14.2.08
"García se quito los anteojos y hundió sus dedos en los parpados sobre los ojos. El calor había convertido su habitación en el refugio de palomas nocturnas que chocaban con el foco de la habitación, observó sus zapatos y recordó que la noche anterior estaba en la misma posición en la mesa de un bar cerca de Antonio Caso. Con el mentón pegado al pecho, alzo los ojos, despego uno de sus brazos de la silla de plástico y de la mesa tomó un rollo de película fotográfica que estaba de pie sobre un libro y sintió la satisfacción del cazador, cuando sus manos guardaron ese rollo de película en su bolsillo del pantalón. Se levantó y salio a la calle, era de noche y pensó que los libros leídos en su vida estaban devaluándose frente a la creación expuesta de una ciudad continuamente desenrollándose, grupos de personas convertidos signos revelados únicamente en la oscuridad llamada miseria. Una oscuridad valiosa, porque la satisfacción y el optimismo eran una luz tenue que destruía el proceso que se lleva en el negro útero de la noche, o la boca, o una cama, hasta una vida. Claro, una vida, que devaluada estaba ahora. García pensó en todos los libros que podría llenar de contar con detalles las apariciones de buenos deseos que tuvo alguna vez, quizá contar las historias de cuando fue niño o la resurrección de su abuelo, pero dobló en la segunda calle y miro para atrás, como si hubiera escuchado pasos. García tomó el tren urbano hasta Hierros y en el camino tocaba con la punta de los dedos el pequeño tanque donde estaba la película fotográfica. El vagón iba casi vacío, en Hierros entro a una tienda de revelado. El hombre de camisa y sin cinturón, espero 35 minutos frente una caja de vidrio con ofertas de horribles cámaras importadas y noto la mirada nerviosa del encargado. Pensó que había sido descubierto y pensó en huir pero el encargado se acerco para exigirle cambio en el pago del servicio. García pagó y salió a un bar cerca de Hierros. Sentado en una mesa del fondo, con la camisa humedeciéndose de la espalda y el calor flotando en las lámparas neón, García acomodó las fotografías sobre la mesa. Un hombre enorme entró y atravesó el bar hasta sentarse frente a García y su cuadricula de fotografías, gruñiendo pidió la 23. El hombre fumaba de prisa y no sudaba a pesar del calor o su enorme cuerpo. García alzo la vista y lo reconoció, le pidió billetes de cincuenta en el pago. Me gusta cómo quedo, dijo el hombre lanzando un fajo de billetes a la mesa. Con fastidio García le pidió la dirección del nuevo encargo. Podría ser su hija, o su hermana, o una amiga, no me diga que no piensa en eso García, dijo el hombre poniéndose de pie y removiendo con el puño de su impecable camisa el polvo que no existía sobre la fotografía. No tengo tiempo de pensar en eso porque usted no deja de pagar por piezas de carnicería, si fueran vivas… bueno, atraparlas sería distinto, tosió García sobre las fotos. No se preocupe García, no le quitare más el sueño, esta mujer es la última, y el hombre salió de la luz y del bar como llegó. García guardo las fotos en el sobre que le dieron en el servicio de revelado. Zafó un billete del fajo sobre la mesa y pidió ron con hielos. Leyó la dirección anotada en el billete de cincuenta pesos que zafó. Recordó que su mentón se aflojó. No había error, a ella sí la conocía y recordó aquel sueño donde un piano se disolvió y flotaba como el calor en aquella pequeña pieza. Pero fue tanto tiempo eso que la distancia justifico el lío en el que ella estaba ahora. Miro sus uñas y recordó que ella no vivía lejos del bar, pensó qué hacer. Amaneció y el bar estaba a punto de cerrar. Ella no vivía lejos, hacía calor, tenía dinero pero se terminaría y ¿qué haría? Ella no vivía lejos pensó de nuevo y García se quito los anteojos y hundió sus dedos en los parpados sobre los ojos."
publicado sin el permiso de maría.
publicado sin el permiso de maría.
25.9.07
mira por la ventana de una combi volkswagen. no hay autos embutidos, son casi las cero horas. Un híbrido de camioneta con gremlin, negro, rebasa y es provocado por el conductor de la combi: niño con licencia, camiseta blanca, auxiliado por una copiloto de gran fleco y más grandes ojos. la madre vigila el pavimento como si no hubiera mañana, su hijo duerme a su lado. el que mira por el vidrio empañado nota que su piel es blanca débil fluorescente y que al cabello se lo traga la noche del auto último modelo. está indefensa, le tiene miedo al niño y sus toneladas de acero obsoleto. la niña del fleco enciende las piernas, después sus manos y con ellas quema el pantalón del operador, derrite el cierre, entonces la sangre quiere salir por el pie y el motor setentero busca destrozar el suelo del periférico. la mujer pierde el control de la mirada, patea el freno, cruza los ojos con el tipo de gafas. las tripas han empezado a succionar su estómago. justo cuando su retoño despierta, él se quita los lentes y ella siente que los pezones se vuelven plomo. es imposible dejar de verlo. el instinto dice que un accidente sería lo menos importante. él piensa que no hay diferencia entre crimen y conquista.
9.4.07
Rápido vino a la roída cabeza. Yo quería pezones con consistencia de hot cake y difíciles de complacer, el color del oxido de las bancas cubriéndole el esqueleto y piernas largas, afiladas, zancudezcas. No hay coche pero aseguro bonanza en boletos del metro. Las cosas no cambian tanto, ayer mismo quedó en mis ojos una mujer idéntica a alexis love.
7.1.07
6.1.07
Acercó el cuchillo con el que minutos antes amenazaba a toda una familia a sus muñecas. Gritaba a los policías que antes moría a vivir en un reclusorio. Trató de ignorar el dolor que se desprendía de la piel y los nervios para que el cuchillo continuara lo mas hondo posible. Se desmayó: shock nervioso. Un día después despertaba en una cama junto a otros cinco enfermos que se recuperaban en un hospital del DF. Su brazo estaba unido a la barra del ventanal oxidado y descarapelado. Pensó que era un sueño y que no había tenido las agallas de violar a Susana. Los dos pensamientos eran mentiras.
4.1.07
Ella estaba sentada en una silla metálica. Su desnudez decoraba la habitación. Yo me paré frente a la puerta, tapé la mirilla y me quite poco a poco los pantalones.
- Mira pendejo, si no vas a hacer nada mejor quítame estos pinches hilachos de ropa y déjame salir si no quieres que te rompan la madre.
Me pareció muy impertinente. Le regalé una bofetada.
-Mira reina, te pagué lo que pedías por dos horas de tu valioso tiempo; cállate y solo habla cuando yo te diga.
Tenía la piel suave, granulosa y fría como una gallina muerta; contrastaba de manera artística en el suelo manchado de aceite. Los pies de la mujer eran rechonchos, el estomago parecía derretirse como una barra de chocolate; pero eso no importaba, por fin había conseguido lamer y golpear una piel tan blanca como las nubes de pueblo.
- Mira pendejo, si no vas a hacer nada mejor quítame estos pinches hilachos de ropa y déjame salir si no quieres que te rompan la madre.
Me pareció muy impertinente. Le regalé una bofetada.
-Mira reina, te pagué lo que pedías por dos horas de tu valioso tiempo; cállate y solo habla cuando yo te diga.
Tenía la piel suave, granulosa y fría como una gallina muerta; contrastaba de manera artística en el suelo manchado de aceite. Los pies de la mujer eran rechonchos, el estomago parecía derretirse como una barra de chocolate; pero eso no importaba, por fin había conseguido lamer y golpear una piel tan blanca como las nubes de pueblo.
27.11.06
... para lograr esta compleja tarea se han identificado diferentes cualidades que un sistema distribuido debe cumplir: extensibilidad, concurrencia, escalabilidad, tolerancia a fallos, transparencia y, claramente, la compartición de recursos. [Con un público tan informado creo que sería una perdida de tiempo entrar en una descripción superficial de los temas antes dichos, pero como tengo que mandar quince minutos al caño les platicaré lo que ya saben] ...
[Hombre sorprendido a ver la cola del dragón (aun no conoce el cuerpo)]
[Hombre sorprendido a ver la cola del dragón (aun no conoce el cuerpo)]
26.11.06
17.10.06
Acerca de la pornografía.
Mujeres blancas con pezones camuflajeados. Mujeres livianas con largos cabellos encerados. Mujeres altas y con tacones, caminando, solo notando sus pasos. Suspiros perdidos en penumbras infinitas, la voluntad destrozada al acariciar el suave cristal de monitor. Tanta alegría derrochan, parecen duendes escondiendo un pene en sus huecos. Es gobierno, conocemos su falsedad y las ganas de tratarnos como subnormales; pero somos una generación adicta a la comunicación en aras de la perversión, todo es una oportunidad para el olvido de la rutina. Las mujeres blancas no existen, lo sabemos, y, a pesar del mundo, son el ídolo que nunca llenó la religión.
Mujeres blancas con pezones camuflajeados. Mujeres livianas con largos cabellos encerados. Mujeres altas y con tacones, caminando, solo notando sus pasos. Suspiros perdidos en penumbras infinitas, la voluntad destrozada al acariciar el suave cristal de monitor. Tanta alegría derrochan, parecen duendes escondiendo un pene en sus huecos. Es gobierno, conocemos su falsedad y las ganas de tratarnos como subnormales; pero somos una generación adicta a la comunicación en aras de la perversión, todo es una oportunidad para el olvido de la rutina. Las mujeres blancas no existen, lo sabemos, y, a pesar del mundo, son el ídolo que nunca llenó la religión.
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