25.9.07

mira por la ventana de una combi volkswagen. no hay autos embutidos, son casi las cero horas. Un híbrido de camioneta con gremlin, negro, rebasa y es provocado por el conductor de la combi: niño con licencia, camiseta blanca, auxiliado por una copiloto de gran fleco y más grandes ojos. la madre vigila el pavimento como si no hubiera mañana, su hijo duerme a su lado. el que mira por el vidrio empañado nota que su piel es blanca débil fluorescente y que al cabello se lo traga la noche del auto último modelo. está indefensa, le tiene miedo al niño y sus toneladas de acero obsoleto. la niña del fleco enciende las piernas, después sus manos y con ellas quema el pantalón del operador, derrite el cierre, entonces la sangre quiere salir por el pie y el motor setentero busca destrozar el suelo del periférico. la mujer pierde el control de la mirada, patea el freno, cruza los ojos con el tipo de gafas. las tripas han empezado a succionar su estómago. justo cuando su retoño despierta, él se quita los lentes y ella siente que los pezones se vuelven plomo. es imposible dejar de verlo. el instinto dice que un accidente sería lo menos importante. él piensa que no hay diferencia entre crimen y conquista.

3 comentarios:

mctelloli dijo...

Quizá toda conquista es un crimen, debes matar algo para que sea tuyo

Conrado Arranz dijo...

Tienes una situación angustiosa, el corazón te late, no sabes si ella está realmente enamorada de ti, te vuelves loco y piensas, cómo no, en desaparecer. Te pones frente al armario (el que tantas veces abrió para colocar su ropa), acaricias la puerta sin darte cuenta de que una astilla se incrusta en la llema de tu dedo índice (el mismo que señala la puerta durante mis insondables cabreos). Cae una gota de sangre al suelo. Me agacho, la observo, tiene forma de corazón. De allí surgió, así se pierde.

Carlos Garduño dijo...

pezonos siempre por doquier. también has estado viendo nota roja? qué tal el poeta caníbal? me agradan las modas.