6.1.07

Acercó el cuchillo con el que minutos antes amenazaba a toda una familia a sus muñecas. Gritaba a los policías que antes moría a vivir en un reclusorio. Trató de ignorar el dolor que se desprendía de la piel y los nervios para que el cuchillo continuara lo mas hondo posible. Se desmayó: shock nervioso. Un día después despertaba en una cama junto a otros cinco enfermos que se recuperaban en un hospital del DF. Su brazo estaba unido a la barra del ventanal oxidado y descarapelado. Pensó que era un sueño y que no había tenido las agallas de violar a Susana. Los dos pensamientos eran mentiras.

1 comentario:

hector dijo...

Un relato interesante y un poco mordaz, terminó agradandome.