7.1.07

Llegando la noche tomaremos ron. Olvidaremos la dura cáscara que nos truena los dientes y adoraremos las manchas de saliva de alguna almohada ajena. Después, mañana, ya veremos.

6.1.07

Acercó el cuchillo con el que minutos antes amenazaba a toda una familia a sus muñecas. Gritaba a los policías que antes moría a vivir en un reclusorio. Trató de ignorar el dolor que se desprendía de la piel y los nervios para que el cuchillo continuara lo mas hondo posible. Se desmayó: shock nervioso. Un día después despertaba en una cama junto a otros cinco enfermos que se recuperaban en un hospital del DF. Su brazo estaba unido a la barra del ventanal oxidado y descarapelado. Pensó que era un sueño y que no había tenido las agallas de violar a Susana. Los dos pensamientos eran mentiras.

4.1.07

Ella estaba sentada en una silla metálica. Su desnudez decoraba la habitación. Yo me paré frente a la puerta, tapé la mirilla y me quite poco a poco los pantalones.
- Mira pendejo, si no vas a hacer nada mejor quítame estos pinches hilachos de ropa y déjame salir si no quieres que te rompan la madre.
Me pareció muy impertinente. Le regalé una bofetada.
-Mira reina, te pagué lo que pedías por dos horas de tu valioso tiempo; cállate y solo habla cuando yo te diga.
Tenía la piel suave, granulosa y fría como una gallina muerta; contrastaba de manera artística en el suelo manchado de aceite. Los pies de la mujer eran rechonchos, el estomago parecía derretirse como una barra de chocolate; pero eso no importaba, por fin había conseguido lamer y golpear una piel tan blanca como las nubes de pueblo.