13.5.06

Con estos conflictos, como lo dice Monsiváis, sólo queda una conclusión: los que se joden son los pobres, lo peor es que entre ellos se parten sirviendo a intereses ajenos. Aquí se podría tener en cuenta el pensamiento de los ciudadanos que quieren sobresalir, y que en aras de la posición, dinero, sacrifican a los que les quedan más cerca. Es el fenómeno del avergonzamiento de la clase progenitora y la adulación de los que están mas próximos, allá arriba. El embate es terrible. La multitud se deja alentar con los mensajes que vienen desde las casas donde el espacio se mide en hectáreas, de medios que ven a la marginación y lanzan un suspiro seguido de un pobrecitos. Es cierto, un policía, con un salario menos que mediocre, golpea a un vendedor que invierte su vida en un lugar donde siempre quedará debiendo, haga lo que haga. Debemos dejar de servir a los pocos y proteger a los nuestros. Como cualquier ideología, suena bonito, pero nada más. Funcionalmente tendríamos que liberarnos de grandes pesares que hemos convertido en necesidades: el amor por el grillete y las migajas. Y con esto no quiero decir que deseo poder infinito para todos, no, nada de eso. Tal vez la palabra que busco es dignidad. No sé. Dudo de la existencia pura de ese símbolo del lenguaje.

11.5.06

Vamos a jugar con palabras peligrosas. No sé por donde empezar. Pistola o tumor, ignorancia o religión, computadora o maquiladora. Carajo, ya no juego… bueno si. Pistola dentro de la chamarra de un fanático religioso, no se ve ni suena, motivo para que yo permanezca ignorante del peligro y siga con mi interminable trastabillar en contra del cardenal y demás agregados. Pum. Probé un importante punto, ni un ángel bajó a salvar del infierno al pobre infeliz, ni un santo me mostró el camino de la redención. Irónico. Moraleja, la base de nuestras creencias sólo permanecerá en la memoria, nunca nos dará un amistoso saludo. Bien lo dice Bukowski en su epitafio. Don´t try.